Gastronómicamente hablando, la expresión “al dente” se refiere a ese estado de cocción de la pasta que, estando cocida, ofrece cierta resistencia (firmeza) al ser mordida. El resultado es que la pasta queda firme, pero no dura. Esta denominación proviene del italiano, y significa «al diente».
Cocer la pasta al dente, o pasarla un poco más, para que quede más blanda, suele ser una cuestión de gustos. Pero, lo que muchos no saben, es que la pasta al dente ofrece numerosos beneficios nutricionales, que enumeramos a continuación.
Y esto no solo es positivo para las personas diabéticas. Lo es para todos, porque las subidas de glucemia aumentan el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Debido a que está más dura, la pasta al dente exige masticar más despacio y también comer menos cantidad. Esto es porque el estómago tiene tiempo de liberar las hormonas que envían la señal de saciedad al cerebro.
La pasta al dente libera glucosa en sangre gradualmente, siendo un gran aliado para deportistas y para todas las personas que necesiten un aporte extra de energía.
Esto es porque los cristales de almidón de la pasta al dente que no podemos digerir no pasan a la sangre en forma de glucosa, reduciendo la ingesta calórica.
¿Sabías que si dejas enfriar la pasta en la nevera multiplicas sus beneficios? Al enfriarse, se crea lo que se conoce como almidón resistente: nuevos cristales de almidón, que viajan a través del sistema digestivo sin deteriorarse, llegando intactos hasta la flora intestinal, sirviendo como prebiótico (el alimento de nuestras bacterias buenas, los probióticos) favoreciendo así la digestión y nuestro estado de salud general.
Probablemente, habrás escuchado hablar en más de…
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